Villarrobledo se dispone a
celebrar un año más, en plena Pascua florida, a su patrona, la Santísima Virgen
de la Caridad. Lo hace este año iniciando las celebraciones del XXV Aniversario
de la coronación canónica de la imagen, acontecimiento inolvidable para todos
los que tuvieron la dicha de participar en el mismo.
Celebrar un aniversario supone
traer a la memoria, agradecer y actualizar todo lo que de piedad y valor
evangélico supuso aquel hecho.
Celebrar un aniversario al cabo
de veinticinco años, cuando se han producido cambios tan radicales en la
sociedad y en la vivencia del cristianismo, nos ha de llevar a preguntarnos
cómo sigue de vivo y fecundo impulso que lo originó y cómo sigue viva y
luminosa la llama que entonces se encendió.
En los últimos veinticinco años,
efectivamente, nuestra sociedad ha ido cambiando hacia modelos de vida y de
pensamiento profundamente secularizados. El enorme potencial religioso de
nuestros pueblos parece disminuir por el envejecimiento de las generaciones más
religiosas y por el debilitamiento religioso de las generaciones más jóvenes,
sometidas a influencias culturales que hacen más difícil la fe y la vivencia
coherente de la misma.
El Plan Pastoral de la Diócesis,
recientemente estrenado, nos invita a todos a una renovación honda de nuestra
vivencia cristiana, para responder a la misión evangelizadora que, como decía
Pablo VI, constituye “la dicha de la Iglesia, su identidad más profunda”. Por
eso, espero y deseo que las celebraciones de este XXV Aniversario contribuyan
eficazmente a que los hijos de Villarrobledo se sumen a este empeño. La Santísima Virgen, cuya misión fue y es
darnos a su Hijo, no nos pide otra cosa, no reclama otros honores; su gloria y
su corona es que acojamos a Jesús como “camino, verdad y vida” para nuestra
vida. Que Ella, que vivió dando y dándose, nos enseñe el leguaje evangelizador
de la caridad.
A la Cofradía, encargada de
promover la devoción a la Santísima Virgen de la Caridad, y a todos los hijos
de Villarrobledo les deseo unas felices fiestas y unas celebraciones del XXV
Aniversario muy fecundas espiritualmente.
+Ciriaco
Benavente Mateos
Obispo
de Albacete
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