Soneto de la Coronación
Nunca tanto fervor cita se diera
en aras de otro nombre. Madre mía,
ni nunca el sol brilló como ese día
que mayo quiso ser más primavera.
¡Nunca tanto fervor! Hasta de fuera
vinieron a rendirte pleitesía
y el pueblo fue un revuelo de alegría
--corona compartida y verdadera—
Se saturó de dicha la llanura,
se desangró el torrente en agua pura
sobre el reseco cauce de la vida.
Y el centro de todo ¡Soberana!,
la Virgen –Caridad y Amor-, fontana
para calmar la sed de tanta herida.
Francisco
Jiménez Carretero.
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