El dulce nombre de María
Permíteme, María,
deletrear tu nombre
como se saborea
un fresco sorbo de agua,
la breve brisa de un aroma,
la dulce imagen de un recuerdo,
sin prisas, con el tiento
con que una travesura
deshoja el halo de una
margarita.
Permíteme contar
como las prietas cuentas de un
rosario
las letras de tu nombre, entre
mis dedos,
para soñar con qué delicadeza
te saludó el arcángel.
Quiero paladear
el amor que te tengo,
desde la cercanía de sentirte
muy junto a mí,
pronunciando tu nombre, poco a
poco,
entornados los ojos,
sin prisa, lentamente, tan
despacio,
que el tiempo se me obstruya
entre las manos,
como apretón de arcilla
lamido, gota a gota, por la
lengua
cansada de la lluvia.
María,
dulce nombre,
todo fresa,
María,
en mis labios,
María.
(Fray Ángel Martín Fernández)
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