martes, 24 de abril de 2012

Novena en Honor de Ntra. Sra. de la Caridad


DÍA PRIMERO: María a la escucha de la Palabra.


Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.


Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.




Meditación para este día

     Virgen María, aquí tienes a tus hijos gozosos de estar Contigo. Más gozosos todavía porque eres para todos un modelo de Fe, Esperanza y Amor.

     Tú escuchaste la Palabra, la conservaste en tu Corazón, viviéndola profundamente. Eres el primer modelo de fidelidad al Evangelio. Eres la primera cristiana y, con todo ello, Nuestra Madre.

      Del mismo modo, tú escuchas bondadosamente nuestras súplicas y las presentas a Dios. Tú eres nuestro refugio y nuestro auxilio en todas las dificultades de nuestra existencia. Tú eres la Estrella que brilla en nuestra oscuridad y que ilumina el camino que nos conduce a tu Hijo Jesús. Tú eres nuestro apoyo para
los cansancios y desánimos de nuestra vida.

      Haz llegar esta nuestra oración a Dios nuestro Padre, que vive y reina con el Hijo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).



Padre Nuestro, Ave María y Gloria.



Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA SEGUNDO: María, Inmaculada.



Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.



Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.



Meditación para este día

     Madre de la Caridad. Meditamos hoy tu Inmaculada Concepción. Reconocemos la grandeza de Dios que quiso preservarte de toda mancha, de todo rasgo de pecado, para ser Madre de su Hijo. Te quería limpia pura. Y es que así nos quiere Dios: Limpios, sin pecado, irreprochables.

     También tu Hijo Jesús nos quiere así: "Dichosos los limpios de corazón
porque ellos verán a Dios".

     Y es que nuestra vida tenemos que vivida sin doblez, sin engaño, sin hipocresía. Por eso, esta tarde, te pedimos que nos ayudes a vivir una vida limpia, que seamos transparentes, que el deseo de tu Hijo sea un compromiso para nosotros que estamos dispuestos a cumplir. Y así, esta limpieza de corazón nos lleve al encuentro de Dios Padre, que vive y reina con el Hijo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).



Padre Nuestro, Ave María y Gloria.



Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA TERCERO: María, la mujer obediente a la voluntad de Dios.



Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.



Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.



Meditación para este día

      Nuestra amada Madre: Hoy queremos dar gracias a Dios por tu nacimiento. Tú nos has dado el Salvador, Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Y es
que Dios actúa en la historia contando siempre con nosotros. Nada hace Dios
sin tenemos presentes. ¡Qué grande es Dios y cuanto nos ama!

      Te pedimos que nos ayudes a ser instrumentos en las manos de Dios, que
seamos dóciles a su Voluntad, que nos esforcemos por hacerle presente en nuestras
vidas y en las vidas de los demás.

      Dios ha querido complacerse en tí y actuar en la historia a través tuyo. Ayúdanos a valorar a la mujer, a saber respetada, a contemplar en ellas tu propia Imagen.

      Haz llegar esta nuestra oración a Dios nuestro Padre, que vive y reina con
el Hijo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).



Padre Nuestro, Ave María y Gloria.



Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.


DÍA CUARTO: María, Virgen entregada.



Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.



Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.



Meditación para este día

      Virgen María: Esta tarde te recordamos en tu Presentación en el Templo. Tus padres, Joaquín y Ana, siguiendo las leyes judías te ofrecieron a Dios. El
aceptó complacido tu persona.

      El Señor Dios de Israel, mientras te acogía, debía estar contemplando tu
vida entregada generosamente a El. Y te llenó de dones: Pobreza, sencillez,
ternura, disponibilidad,... Dones que te ayudarían a cumplir la misión encomendada. Conforme crecías, renovabas tu entrega al Señor. Tu virginidad así lo
expresa: Toda para Dios. "He aquí la esclava del Señor".

      Por eso, esta tarde, queremos pedirte que también nosotros seamos generosos
en nuestra entrega a Dios. Oye no le pongamos condiciones ni obstáculos.
Ayúdanos a que nadie ni nada nos pueda separar de nuestro Padre Celestial.
Oye nuestra vida sea una ofrenda permanente a Dios por medio de su Hijo
Jesucristo, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos. Amén.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).



Padre Nuestro, Ave María y Gloria.



Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA QUINTO: María, Madre de Familia.



Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.



Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.





Meditación para este día

      Señora nuestra: Hoy te contemplamos en tus desposorios, inicio de la vida
familiar. Tú formaste con tu esposo José y tu hijo Jesús, un hogar en Nazaret.
Así participaste de la vida familiar. Pusiste tu impronta de madre en la persona
de Jesús. Por ello, esta tarde, queremos encomendarte a todos los matrimonios
y familias cristianos. Que sus casas sean auténticos hogares en los que se educa
y se viven los valores familiares: Acogida, ternura, cercanía, diálogo, sacrificio,
amor entregado y generoso. Que cada familia sea una Iglesia en la que se
transmita la vivencia de aquel hogar de Nazaret.

      Ayuda a que los esposos se amen como Cristo ama a su Iglesia, que se ayuden
mutuamente a crecer como personas y como creyentes; que entre padres e hijos
haya un verdadero respeto y sus relaciones se fundamenten en el diálogo y en
el amor. Que haya una auténtica convivencia entre todos.

      Te encomendamos, ahora, de un modo especial, las familias y hogares de
Villarrobledo. Tú que eres nuestra Madre, cuida amorosamente de todos ellos.
Eleva nuestra oración a tu Hijo Jesús, que vive y reina con el Padre y el Espíritu
Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).



Padre Nuestro, Ave María y Gloria.



Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA SEXTO: María, Fuerte en el Dolor.



Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.



Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.





Meditación para este día

      ¡Oh, María! Tu te asociaste y participaste del dolor y el sufrimiento de Jesús. Una madre no permanece indiferente ante la pasión de su hijo. Quiere participar
junto y con él para hacer más soportable la experiencia. Por eso quisiste compartir
con Jesús su Pasión.

      Aunque todos le abandonaron, Tú permaneciste fiel. Tú, la primera junto
a la Cruz, recibiste su Cuerpo sin vida. No para permanecer en tu dolor, sino
para acogerle en tus brazos de Madre amorosa. Fuiste la primera en acogerle
en su Nacimiento y la última en depositarle en el sepulcro.

      Te pedimos, Madre dolorosa, no asustamos ni dejamos vencer por el dolor. Que sepamos reconocer en esta experiencia humana su fuerza salvadora. Haznos
fuertes en la adversidad. Que cuando el dolor llegue hasta nosotros lo sepamos
aceptar, en actitud de sacrificio, como tu Hijo Jesucristo, que entregó su vida
por nosotros y vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).



Padre Nuestro, Ave María y Gloria.



Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA SÉPTIMO: María, Madre de la Esperanza y la Reconciliación.



Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.



Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.





Meditación para este día

      ¡María, Madre nuestra: Hoy te contemplamos en tu soledad. Después de
haber depositado en el Sepulcro el Cuerpo de tu Hijo Jesús, se ha hecho el
silencio. Junto al dolor y el sufrimiento, brota la esperanza.

       Esta historia no puede acabar así. Desde pequeña aprendiste que Dios
siempre estuvo al lado de su pueblo, cercano a los hombres. La muerte no puede
tener la última palabra: Dios es el único que puede dar fin a esta historia. Tú
no sabes cómo lo hará, pero en tu corazón esperas esa Palabra divina.

      Mientras esperas, no hay odio ni rencor en tu corazón. Te asombras de la
cerrazón de los hombres, cerrazón que ha llevado a tu Hijo hasta la Cruz. Pero
no les odias, ni tan siquiera te son indiferentes. El mismo Jesús, te ha convertido
en la Madre de todos ellos. Y les quieres. Y deseas que también ellos comprendan
la obra y vida de Jesús. Por eso, mientras meditas en todos estos hechos, la
esperanza se abre con mayor fuerza en tu vida. ¡Sí!, Dios dirá su última palabra
y esa palabra dará sentido a todos los acontecimientos.

      Haznos a nosotros testigos de esperanza. Que no nos dejemos vencer por
el dolor, por el sufrimiento, por las adversidades. Haznos fuertes en la dificultad.
Ayúdanos a descubrir en nuestra vida, que merece la pena ESPERAR.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).


Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA OCTAVO: María, Auxiliadora del Pueblo Cristiano.



Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.



Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.



Meditación para este día

      Madre querida: Después de tu muerte fuiste llevada junto a Dios. El quería
tenerte junto a Sí. Y pronto, cuanto antes. Por eso no quiso que tu cuerpo
permaneciera en el sepulcro, sino que te llevó a su lado. ¡Qué alegría saber que
estás en el Cielo junto a Dios!.

      Desde allí velas por todos nosotros. Nos cuidas con amor de Madre y te
sientes muy cerca de todos. Por eso queremos decirte que tu Ascensión a los
cielos nos anima en nuestra vida. Ante el cansancio y el desánimo, que a veces
nos invaden, te contemplamos dichosa y nos sentimos estimulados a no dejamos
vencer por las dificultades, pues también nosotros queremos participar de la
misma felicidad que Tú ya posees. Oye no decaiga nuestra esperanza, que no
temamos a la muerte y que un día podamos alcanzar la plenitud de la Vida que
Dios nos tiene prometida.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).



Padre Nuestro, Ave María y Gloria.





Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.



DÍA NOVENO: María, Madre de la Iglesia, Mujer comunitaria.



Saludo (para todos los días)

      Te saludamos, María, Virgen más bella que el sol, `porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios.



Oración para todos los días

      ¡Oh Madre nuestra, Santa María de la Caridad!. Te saludamos con nuestra oración y damos gracias a Dios Padre, que te eligió para ser Madre de su Hijo y también Madre nuestra.

      Fuiste elegida, al pie de la Cruz de vuestro Santísimo Hijo, Madre y Protectora universal de los hombres. Vos, a quien en vuestra Santa Imagen, bajo el título consolador de la CARIDAD, veneramos e invocamos por Patrona y especial Abogada nuestra, alcánzanos de tu divino Hijo el perdón de nuestras culpas, la gracia de vivir cristianamente y la consecución de nuestras esperanzas y peticiones, en cuanto sean conformes a la voluntad de Dios, para gloria suya, honor y culto a ti, y para nuestro bien. Amén.



Meditación para este día

      Señora y Madre nuestra: Al terminar estos nueve días, queremos darte gracias
porque nos has ayudado a conocerte y quererte más. A través de nuestras
reflexiones diarias hemos ido aprendiendo de tu amor y entrega a Dios y de tu
cercanía a los hombres. De ti hemos aprendido a sentimos cercanos, a ser fuertes
en el dolor, a vivir reconciliados y en amistad con quienes nos rodean. Te hemos
descubierto feliz y dichosa en tu vida como mujer y como Virgen-Madre. Por
todas estas enseñanzas queremos darte gracias. ¡GRACIAS!.

      Querida Virgen María: Ayúdanos a vivir gozosos nuestra vida de creyentes. Pero, sobre todo, a vivir nuestra fe en comunidad, como miembros de la Iglesia.
Que no pretendamos realizar nuestra fe como "a escondidas", individualmente,
como si todo se redujera a "entendemos cada uno con Dios y, ya está". Que nos
sintamos Iglesia. Que vivamos la Iglesia.

      Es cierto que, a veces, los cristianos damos malos ejemplos, no nos portamos
como buenos hijos de Dios, ni como buenos hijos tuyos. Pero que ello no nos
aleje de la Iglesia, de la Comunidad Cristiana. Por eso, te pedimos que nos
ayudes a conocer, cada día mejor, a Dios nuestro Padre y a Ti como verdadera
Madre nuestra. Que trabajemos unidos con todos los creyentes, para extender
el Evangelio de tu Hijo Jesucristo.

      Cuida de todos nosotros y de todas las familias y hogares de Villarrobledo. Te veneramos y queremos como Madre amorosa. Tú sabes que continuamente
acudimos a ti. Sé siempre nuestra Madre, aunque a veces nosotros nos olvidemos
de que somos tus hijos. Y si en algún momento nos alejamos de Dios, tráenos
de nuevo hasta Él.

      Presenta Tú nuestra oración a Dios Padre, que vive y reina con el Hijo y el
Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.



Pidamos, ahora, con gran confianza, la gracia que deseamos alcanzar por intercesión de la Santísima Virgen. (Silencio).



Padre Nuestro, Ave María y Gloria.



Oración final para todos los días

      Dulcísima Virgen María, Madre de la Caridad, único refugio de los pecadores y Estrella que nos guías al puerto seguro, viviendo el Evangelio de tu Hijo Jesús. Te pedimos, como Madre nuestra, que sigas velando y cuidando de todos nosotros. 

      Protégenos frente a todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos. Ayúdanos a ser firmes en la Fe, fuertes en la Esperanza e incansables en el Amor. Y condúcenos hasta la plenitud de la Vida, que es tu Hijo Jesucristo. A Él la gloria y alabanza por los siglos de los siglos. Amén.






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